Han pasado varios días desde que, por octavo año consecutivo, era la novena vez que paseaba sobre mi cerviz la imagen de Santa María de África Coronada, la Patrona de Ceuta, de sus calles, de su vida, de mi vida, en una noche ya típica de esas que ni la niebla quiere perderse tu divino semblante por las calles de Ceuta. Como a mí me gusta llamarle, el día de la Virgen.
Han sido nueve salidas de ilusión, de amistad, de compañerismo, de desilusión, de desesperación, de frustración, etc. Como podéis comprobar sentimientos encontrados pero siempre tocados con la divina varita mágica del amor infinito hacia la Virgen María y por supuesto, como no, a la Virgen de África, la virgen de mi casa, de mis padres, de mis abuelos, de mi tía… la Virgen de mi vida. Todos sabemos, eso no se le escapa a nadie, que el paso de Nuestra Señora de África, lleva años que no consigue ser lo que quiere. Por unas circunstancias u otras, ahí no voy a entrar. Que si el paso tiene que correr, que si la gente no viene a los ensayos, que si a un “soldao” le dan un tambor y arma el lío, que si el capataz no manda bien, etc. La cuestión es que, quizás, todos deseemos que todo salga a las mil maravillas, pero pocos decidamos aportar soluciones con respecto a las fiestas, actos y cultos en honor a nuestra Divina Majestad Ceutí. Es en este punto, donde quiere mostrar mi apoyo incondicional a todo el que quiera seguir engrandeciendo siempre el nombre de Nuestra Patrona. Durante estos años creo haber estado ahí cuando su Junta de Gobierno me ha necesitado y, por supuesto, cuando el capataz ha requerido de mi ayuda para llevar a cabo la “pequeña reforma” que realizamos el año pasado en el paso. Además, he tenido el inmenso honor de ser quien decidiera que marcha iba a sonar para Santa María de África en cada momento de su recorrido. Hay incluso, quien se aventura a criticarme en esta andadura musical, y yo les diré lo que les digo a todos, que desde casa todo se ve muy bien pero en el tajo, al final, siempre estamos los mismos. Es demasiado fácil criticar que la Virgen saliera con Mater Mea, o que pasara por delante del Mercado a los sones de Amarguras, sin conocer el trasfondo de lo que esas marchas encierran en ese momento. A ti, crítico espectador de lo superficial, te diré que quienes están en el cielo seguramente estén orgullosos de que esas marchas sonaran por ellos en ese momento indicado. Una por mi abuela, que para eso era mi abuela y su nieto es quien pone las marchas y la quería como una “Mater Mea”, la otra por una persona que lo dio todo, junto a su mujer, por su cofradía y que cada día se dedicaba a organizar los festejos de esta ciudad, en su oficina situada en ese lugar donde sonó “Amarguras”. Esto es así, las Hermandades y Cofradías, son patrimonio de toda la humanidad, los cofrades y los ciudadanos en general, pero no olvides, ingrato crítico, que “el campo es de quien lo trabaja” y “los toros desde la barrera son más sencillos que en la arena”. Y además, a quien decida quedarse en la superficialidad de las cosas, le aconsejo que cambie su forma de ver las cosas con total cariño y sinceridad. Yo, pobre de mí, hubo un tiempo que caía en la crítica fácil, pero resulta que cuando entras en el trasiego diario de una Hermandad te das cuenta de donde están tus limitaciones, tus oportunidades e incluso te das cuenta que aquel a quien criticabas resulta ser el único que se “moja” por su Hermandad. Mientras, tú aguardas en tu casa a que haya algún tipo de acto cofrade para volver a quedarte en lo superficial y eso no merece la pena. Está claro que a mi también me gustaría cambiar muchas cosas de golpe, pero cuando ves las trastiendas de las Hermandades, esas boticas de amor y voluntad total, te das cuenta de que al fin y al cabo, con más o menos conocimiento, todo el mundo quiere lo mejor para su Hermandad.
Con todo esto, se me ha ido un poco el “hilo” de la cuestión. Este año, a pesar de la tremenda ilusión que me supone el sacar la imagen de Nuestra Excelsa Patrona, me he visto un poco afectado por la posibilidad de que, seguramente, este podría ser mi último año bajo sus benditas trabajaderas. Y así ha sido. Creo, por diversos motivos, que ya he hablado y seguiré hablando con los responsables de la cuadrilla y de la Hermandad, ha llegado el momento de dejar paso a otros que vienen empujando bien fuerte. Y sí, por que no, realmente ya me he acostumbrado a una forma de trabajar debajo de los pasos que debajo de África no se ve, no se palpa. Y eso no quiere decir ni que el capataz sea mejor ni peor, él es quien está ahí y estoy seguro que hace lo que puede. Además, yo solo puedo, y de todo corazón, darle las gracias a Manolo Creo por haberme hecho sentirme costalero por primera vez, aun jugándose él su cuello y yo mi espalda. Aquella primera chicotá de mi vida a los sones de “Macarena” quedará en mi memoria para siempre. Pero los ciclos no son ciclos si no se completan. Esto no supone una despedida porque el año que viene estaré de nuevo ahí. Aunque no bajo el paso estaré a cargo de la música, del agua de los costaleros, o de limpiar el suelo que la Virgen va pisando, de lo que sea, pero siempre a la vera de mi Madre y Patrona. Además, se que esto no es un adiós, es un hasta luego para volver a recuperar la ilusión de aquel niño de azul costal que una noche agosteña sintió a Dios sobre su cerviz por primera vez.
Con esto, solo quería mostrar mis sentimientos hacia lo más grande que para mi existe o haya podido existir que es, Santa María de África Coronada, y aunque la emoción no me haya podido permitir terminar de escribirlo, espero podáis comprender los sentimientos de un pobre “iluso” que quería mostraros su visión de las cosas. Y por supuesto pediros que no dejeis de querer con tanta devoción a vuestra Patrona, a mi Patrona, a la Virgen de mi Vida. Continuará….
AMEN compañero
ResponderEliminarHas espresado una realidad como la copa de un pino.has sabido rectificar a tiempo y darte cuenta de las preferencias y d lo muxo q cuesta sacar adelante una hermandad en ceuta.enhorabuena por el articulo.
ResponderEliminarJavi.